Jeannette Jara, la esperanza de la izquierda de Boric

Cuando en junio Jeannette Jara Román (Santiago, 51 años) ganó las elecciones primarias de la izquierda, hubo dos grandes sorpresas. Una, fue su alta votación, del 60% frente a la socialdemócrata Carolina Tohá (aunque la participación fue baja, de 1.400.000 personas). Otra, que llevara a la primera línea de la política chilena al Partido Comunista (PC), que tiene un desempeño electoral del 6%, medido con base en el número de concejales electos, que es como se calibran las fuerzas políticas en Chile. Por eso, las primeras preguntas planteadas tras los comicios del oficialismo fue si la victoria fue genuina de Jara o tuvo relación con el PC.

La figura de Jeannette Jara ha emergido como un faro para la izquierda chilena en un momento de definiciones cruciales. Su contundente victoria en las primarias de junio, donde obtuvo un 60% de los votos frente a Carolina Tohá, demostró una fuerza que sorprendió a propios y extraños. No solo por la amplitud del resultado, sino también por la singularidad de ver al Partido Comunista (PC), con un 6% de representación en el concejo municipal —su vara de medir en la política chilena—, posicionarse en el centro del debate político nacional. Este escenario ha generado un interrogante clave: ¿fue el triunfo de Jara una victoria personal o un reflejo del impulso colectivo del PC? La respuesta, como suele suceder en política, parece ser un matiz de ambas.

Un perfil forjado en la acción social y la gestión pública

Jeannette Jara no es una recién llegada al escenario público. Su trayectoria se ha desarrollado en ámbitos fundamentales para el bienestar ciudadano. Abogada de profesión, su carrera ha estado marcada por un fuerte compromiso con la justicia social y los derechos de los trabajadores. Antes de su incursión en la arena electoral, desempeñó roles clave en el sector público, destacando su paso por el Ministerio del Trabajo y Previsión Social. Allí, trabajó en la implementación de políticas públicas orientadas a mejorar las condiciones laborales y la seguridad social, áreas que hoy son pilares en su agenda política.

Su experiencia en la gestión pública le ha otorgado un conocimiento profundo de los mecanismos del Estado y de los desafíos que enfrentan los ciudadanos en su día a día. Esto se traduce en una propuesta política aterrizada, que busca soluciones concretas a problemas como la precariedad laboral, el acceso a la salud y la educación, y la protección de los sectores más vulnerables. La idea no es solo prometer, sino mostrar un camino viable, basado en la experiencia y en el entendimiento de las complejidades del sistema.

El desafío de unir a una izquierda diversa

La victoria de Jara en las primarias también ha puesto de relieve la necesidad de unidad dentro de la izquierda chilena. El Partido Comunista, al postular y respaldar a Jara, ha logrado proyectar una fuerza que va más allá de su caudal electoral tradicional. Esto abre una ventana de oportunidad para un sector que busca consolidarse y ampliar su base de apoyo. Sin embargo, el reto es mayúsculo: articular un discurso y una agenda que englobe las diversas sensibilidades de la izquierda, desde los sectores más progresistas hasta los más moderados.

La figura de Jara se presenta como un posible puente. Su perfil, que combina una militancia clara con una capacidad probada de gestión, podría ser la clave para generar consensos. La pregunta no es solo si Jara representa al PC, sino si puede ser la líder que aglutine y represente a un amplio espectro de la izquierda, capaz de dialogar con distintos actores sociales y políticos. Su estilo, descrito como cercano pero firme, y su enfoque en el impacto de las políticas públicas en la vida de las personas, buscan conectar con un electorado cada vez más exigente.

Políticas públicas con rostro humano

En su discurso y propuestas, Jeannette Jara pone el acento en cómo las decisiones políticas se traducen en mejoras tangibles para la gente. No se trata solo de cifras o estadísticas, sino de cómo una reforma previsional puede significar una vejez más digna, o cómo una mejor política de salud puede aliviar el sufrimiento de una familia. Su campaña ha buscado, precisamente, generar esa conexión, apelando a la experiencia común y a la aspiración de una sociedad más justa y equitativa.

Ejemplos concretos abundan en su agenda. La promoción del trabajo decente, con salarios justos y condiciones seguras, es un tema central. La defensa y fortalecimiento del sistema público de salud, para que todos tengan acceso a una atención de calidad sin importar su condición económica, es otro pilar. En educación, el foco está en garantizar oportunidades para todos, desde la primera infancia hasta la educación superior, pensando en el desarrollo integral de las personas y en el progreso del país.

El camino por delante: retos y oportunidades

El camino para Jeannette Jara y la izquierda que representa no está exento de obstáculos. La consolidación de alianzas, la construcción de un programa de gobierno sólido y la capacidad de comunicar efectivamente sus propuestas son tareas urgentes. Además, deberá navegar en un escenario político complejo, donde la polarización puede dificultar los consensos. El escrutinio será intenso, y cada paso será observado con lupa, tanto por sus partidarios como por sus adversarios.

Sin embargo, la victoria en las primarias ha demostrado una capacidad de movilización y una conexión con un sector de la ciudadanía que busca alternativas. La esperanza que encarna Jeannette Jara reside en su potencial para ser una voz que represente las aspiraciones de muchos, uniendo experiencia, compromiso social y una visión de futuro para un Chile más justo. Su éxito dependerá de su habilidad para traducir esa esperanza en acciones concretas y en políticas que realmente mejoren la vida de las personas.

Con información e imágenes de: elpais.com