México pide en la ONU una solución “pacífica, democrática y negociada” para la crisis en Venezuela
El país elevó su postura ante el Consejo de Seguridad y pidió diálogo mientras reconoce la complejidad política y humanitaria del país caribeño.
Ciudad de México. México presentó este martes ante el Consejo de Seguridad de la ONU su llamado a una salida pacífica para la crisis venezolana. Héctor Vasconcelos, representante permanente de México, instó a una solución “pacífica, democrática y negociada”, invocando el principio tradicional de la política exterior mexicana —la no intervención y la solución pacífica de controversias— y los preceptos de la Carta de las Naciones Unidas: “Ninguna diferencia entre Estados debe resolverse mediante la amenaza o el uso de la fuerza”, dijo, en palabras que retoman la argumentación oficial de la presidencia de Claudia Sheinbaum en los últimos días.
La intervención de México se produjo durante una sesión informativa solicitada por el gobierno de Venezuela y ocurrió en un momento en el que la escena internacional muestra posiciones contrapuestas: por un lado Washington mantiene presión política y sanciones sobre el régimen de Nicolás Maduro; por otro, países como Rusia y China han reiterado su apoyo al gobierno venezolano. México situó su discurso en la mediana: condenó la violencia y pidió respeto al derecho internacional, pero rechazó lo que calificó como la vía militar para resolver la disputa.
¿Por qué importa esto para la gente?
- Humanidad en movimiento: la crisis venezolana ha provocado la salida de millones de personas en los últimos años. Según organismos internacionales, más de siete millones de venezolanos han emigrado buscando seguridad y oportunidades, con impactos visibles en países vecinos y rutas migratorias que cruzan América Latina.
- Impacto en México: cientos de miles de venezolanos han solicitado regularizar su estatus en México o han transitado por su territorio. Las decisiones de política exterior influyen en recursos para asistencia, mecanismos de refugio y en la cooperación regional para gestionar flujos migratorios.
- Seguridad regional: una escalada militar —real o percibida— aumentaría la inestabilidad en una región que ya enfrenta retos económicos y sociales después de la pandemia.
Contexto diplomático y político
La declaración mexicana da continuidad a una línea diplomática que busca priorizar el diálogo. Esa postura puede leerse en varias direcciones: como un intento de preservar canales de negociación para proteger a civiles y facilitar ayuda humanitaria; y como un posicionamiento que evita alineamientos explícitos en la nueva geopolítica hemisférica, marcada por tensiones entre Estados Unidos y potencias como Rusia y China.
Al mismo tiempo, la postura de México genera críticas. Sectores de la oposición y organizaciones de derechos humanos señalan el riesgo de normalizar prácticas autoritarias si no se exige con firmeza el respeto a elecciones libres, la liberación de presos políticos y responsabilidades por violaciones a los derechos humanos. Otros aplauden la apuesta por la diplomacia para evitar un conflicto de mayor escala.
Comparación breve de posiciones
| Actor | Posición general |
|---|---|
| México | Defiende diálogo negociado, no intervención y resolución pacífica; llama a respetar la Carta de la ONU. |
| Estados Unidos | Presión política y sanciones económicas contra el régimen; exige medidas democráticas y transparencia electoral. |
| Rusia y China | Apoyo político y económico al gobierno de Maduro; rechazan intervencionismo occidental. |
| Venezuela (régimen) | Busca reconocimiento y respaldo internacional; denuncia amenazas externas y sanciones. |
Qué pasos concretos pueden ayudar a avanzar hacia una solución negociada
- Restablecer mesas de diálogo con mediadores independientes y observación internacional imparcial, con calendarios y mecanismos verificables.
- Garantías electorales creíbles: acceso igualitario a medios, observación internacional amplia y condiciones para la participación de la oposición.
- Liberación y acceso a procesos judiciales transparentes para personas detenidas por motivos políticos, acompañados por organismos de derechos humanos.
- Un plan humanitario amplio con cooperación internacional para asistencia médica, alimentación y retorno seguro y voluntario de quienes lo deseen.
- Revisar sanciones que afecten a la población civil y diseñar medidas específicas para responsables de abusos, manteniendo palancas diplomáticas.
Riesgos y oportunidades
La apuesta por el diálogo evita, en principio, el costo humano de un enfrentamiento armado y mantiene abiertos canales para la ayuda. Sin embargo, sin exigencias claras y mecanismos de verificación, el diálogo puede prolongar situaciones de impunidad o permitir maniobras que bloqueen reformas reales. México enfrenta el reto de balancear su principio de no intervención con la necesidad de proteger derechos humanos y apoyar soluciones que permitan retorno seguro y dignidad para millones de afectados.
Qué pueden hacer las ciudadanas y los ciudadanos
- Informarse con fuentes diversas y exigir transparencia a sus gobiernos sobre negociaciones y compromisos internacionales.
- Apoyar a organizaciones que brindan ayuda humanitaria y servicios a migrantes y refugiados.
- Promover el diálogo comunitario para integrar a las personas desplazadas y sumar voces a favor de soluciones pacíficas y democráticas.
La intervención de México en la ONU marca una apuesta clara: apostar por la negociación en vez de la confrontación. Ahora toca traducir ese principio en acciones que protejan a la población, garanticen derechos y propicien condiciones reales para elecciones libres y justicia. La presión internacional y la voluntad de las partes dentro de Venezuela seguirán siendo decisivas en los próximos pasos.
